Bajo el sol de Riga.
Riga, Letonia. Mediados de julio.
Llegamos a Riga. Después de una semana de lluvias y de tiempo intermitentemente húmedo, la capital de Letonia nos recibe con un radiante y agradable sol.
Es el segundo día en esta ciudad, y bien se merece otros dos. Sus amplias calles y avenidas con imponentes edificios, junto con unos espectaculares parques, hacen que sea un placer pasearla despacio.
Camino hacia el centro histórico. Muchos viajeros huyen de las zonas turísticas, no son reales, no son auténticas, pero yo no estoy de acuerdo. Para estas ciudades es muy importante el turismo, por lo tanto pertenece a su identidad.
Después de comer en un fantástico bufett el centro histórico -por menos de 5€- camino buscando alguna foto que represente el día a día de la zona.
Cuando fotografió en la calle, y sobre todo las zonas turísticas donde hay multitud de “ruido”, siempre acoto mis objetivos para no distraerme. Es este caso, con un dia radiante, decido exponer al sol y buscar escenarios cotidianos limpios. Con esas premisas, camino por este precioso downtown con el sol a mi espalda.
Veo un edificio que destaca del resto, un bonito edificio con fachada de ladrillo pintado de un agradable color amarillo. Unas preciosas ventanas de dinteles blancos acompañan un encuadre simétrico al que cruza una sombra diagonal que, a modo de error, rompe con la perpendicularidad de las líneas. Tengo el escenario, me falta los actores.
Espero… Pruebo con personas que cruzan fugaces por delante de mi attrezzo…no funciona. Espero… Aparece una mujer vestida de un agradable azul, acompañada por un niño. Se apoya debajo de una de las ventanas a leer lo que parece una guía de viaje. El Niño juega en el bordillo. Ya tengo personajes, pero los dos están separados y no me convence tener dos puntos de atención… Espero a ver si el niño desaparece del encuadre… sigo esperando.. de repente la madre lo llama y se reúne con ella bajo esa preciosa ventana. Lo tengo.
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